HISTORIA
Salón del cabildo con retratos fundadores
Durante su corta juventud, don Juan Ponce de León abrigó la aspiración de fundar un hospital en su ciudad natal para atender gratuitamente a los desamparados de la comarca. Nieto del conde de Arcos y del marqués de Cádiz, don Juan había nacido en Utrera en 1480 y quedado huérfano de padre con tres años, al morir don Lope Ponce de León en la batalla de la Axarquía (Málaga), enfrentamiento ocurrido en los primeros años de la guerra de la conquista de Granada.
Aunque el hospital comenzó a construirse en vida de don Juan en el lugar donde radicaban sus viviendas, su temprana muerte en 1505 movió a su madre, doña Catalina de Perea y Barrios, a convertir en realidad la última voluntad de su único hijo. Gracias a su gran perseverancia, doña Catalina pudo ver confirmado tal empeño con la bula papal que León X concedió al hospital y su fundación en 1514. Sin embargo, varias bulas más fueron necesarias a lo largo de ese siglo para dejar constancia de que la nueva entidad dependería directamente de la Santa Sede.
Documentos históricos en salón de patronos
Sepulcro de Don Lope Ponce de León
Ya en 1522, doña Catalina dejó un extenso y detallado testamento, cuyo original se conserva en la Fundación, donde fijó los fines benéficos de la institución, la proveyó de bienes y propiedades para su sostenimiento, nombró los primeros patronos y estableció el procedimiento para la sucesión. Por falta de descendencia directa, designó a los siguientes sobrinos como las cabezas de tres líneas que debían continuar de forma perpetua:
• Juan de Perea, natural de Écija, hijo de su hermano don Pedro de Perea.
• Iñigo López de Carrizosa y Juan Lopez de Perea, naturales de Jerez, hijos de su hermana doña María de Pereda.
Y siguiendo las disposiciones testamentarias de doña Catalina, las tres líneas de patronos todavía continúan hoy en día en don Luis López de Carrizosa Caballero, don Pedro de Castilla Bonilla y don José María Dávila López.
Aunque no se tiene total seguridad de dónde se encuentra la sepultura de doña Catalina de Perea, las de su hijo, don Juan, y su marido, don Lope, se hallan en la capilla de la sede de la Fundación, a donde fueron trasladadas en 1796 desde el Convento de las Veredas, al quedar este muy dañado por el terremoto de Lisboa de 1755. Don Juan de Perea, padre de la fundadora, así como su madre y hermana, están sepultados en la iglesia de San Juan de los Caballeros de Jerez de la Frontera.
Sepulcro de Don Juan Ponce de León
Durante más de 400 años, el servicio hospitalario fue la única función que tuvieron los edificios de la Fundación. Sin embargo, en el siglo pasado acrecentó sus actividades con una maternidad (1944) en la que nacieron más de 13.200 utreranos, con el colegio de La Milagrosa, que desde 1954 escolarizó a unos 7.500 niños y, hasta hace pocos años, con una residencia para ancianos. De estas labores asistenciales existe un importante archivo que abarca desde los remotos inicios hasta nuestros días.
Doña Catalina instituyó una Hermandad con la obligación para sus hermanos de ayuda y atención en el antiguo hospital. Esta Hermandad ha llegado hasta nuestros días, siendo sus componentes acreditadas personas relevantes en la ciudad de Utrera, que llevan con orgullo su pertenencia a esta antiquísima institución.
Sello de una bula del Papa Clemente XII